No mires sólo el horizonte
miércoles, 28 marzo 2012, 12:59
Lo he decidido: lo mejor para estrenar este blog no es hablar de coches nuevos, sino de sensaciones. O, como mucho, de sensaciones con coches nuevos. Por dar un 'nombre y apellido' diré que iba en un Honda Civic, aunque podría haber dado el de cualquier otro modelo de los que todavía no se ven por la calle pero nosotros (la gente de la prensa, los probadores) conducimos a diario.
Sucedió antes de ayer, mientras conducía hacia mi casa con la música sedando mi ánimo después del trabajo. Lo normal es que un rato más tarde no hubiese recordado a qué lugar de la imaginación o la memoria había viajado mi mente durante el trayecto. Pero esta vez no sucedió lo 'normal'; el conductor de un Honda Civic de la generación anterior me adelantó, frenó para que yo lo rebasara, volvió a sobrepasarme a continuación, aminoró de nuevo para hacer una última comparación entre su coche y el que yo conducía. En su interior, un joven se desentendía cada vez más de las reglas básicas de la seguridad. Veía sus ojos en los retrovisores dirigiéndose hacia 'mi' coche y en su cara percibí (o creí percibir; sucedió todo muy rápido) una sensación de contrariedad. ¿Le parecía feo el nuevo Civic? No, por ahí no iban los tiros.
Me puse en su situación: su coche, aún flamante. ¿Cuántas letras habría pagado? ¿Tres? ¿Cuatro? Y sin embargo el 'mío' ya lo había dejado obsoleto. Si lo que hubiese visto actualizado fuese el microondas de su cocina no se habría alterado su pulso. Pero un coche juega al equilibrio entre la razón y la pasión. Lo necesitamos, pero nos quita el sueño; es una herramienta, pero muchos confían en que refleje su personalidad, que hable de ellos a los demás. Y lo que decía el suyo era que ya no estaba 'a la última'.
Seguramente no supiera (o había olvidado) que desarrollar su coche fue una obra faraónica: un atracón de pesadas reuniones; el trabajo incesante de un equipo de diseño; la plasmación de esas líneas en un prototipo construido de manera artesanal y minuciosa. Quizá tampoco supiera que alrededor de un centenar de ingenieros se estrujaron literalmente los sesos para que su coche fuera lo más eficaz, atractivo y práctico posible; ni que Honda, ya con la crisis asomando, se gastó cientos de millones de euros para comprar los robots con que fabricarlo. Me hubiera gustado recordarle que muchísima gente examinó las primeras unidades fabricadas y se dedicó a trabajar en los test de choque para que su coche no presentara fallos y fuera lo más seguro posible, cosa de vital importancia viendo su despreocupación al conducir.
Ya que no se lo puedo decir a él, lo suelto aquí: sí, han sustituido tu coche cuando aún lo tienes nuevo. ¡Una faena! Y el nuevo mejora en muchos aspectos al que tú conduces. Pero, ¿acaso el tuyo no cumple con tus expectativas? ¿Va mal? ¿Acaso ha dejado de gustarte un diseño que te convenció cuando lo viste en el concesionario? Sería bueno que valoraras lo que tienes en lugar de atormentarte al ver cómo asoma por el horizonte lo que aún no posees. Por mi parte, no debes preocuparte: sigues estando a la última.