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Lunes, 26 de enero de 2015 - 12:53h.

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Ford Focus ST, un coche para los más marchosos

Llega la nueva generación ST, con una apariencia más musculosa y un interior de marcado carácter deportivo. Y, ahora, también con motor diésel.

Fotogalería del Ford Focus ST

JAIME HERNÁNDEZ, BARCELONA

El Focus ST, sin llegar a unos extremos tan radicales en su planteamiento como los RS, ofrece un importante plus de deportividad respecto al resto de la gama. Los ingenieros se han centrado en optimizar cinco atributos clave para este coche, como son un equilibrio adecuado entre dinamismo y confort, respuesta ágil y rápida, precisión en el comportamiento, eficiencia desde el punto de vista del consumo y versatilidad para combinar de forma adecuada las necesidades para el uso cotidiano con un rendimiento excelente cuando se trata exprimir al máximo sus prestaciones.

A nivel estético, uno se da cuenta a simple vista de que estamos ante una versión muy especial. Más musculoso que sus hermanos, este Ford ST tiene un frontal más ancho y más bajo, donde los faros, la parrilla y el paragolpes varían respecto a los demás Focus. La apariencia lateral también es diferente, que se fortalece al incorporar faldones en el color de la carrocería que, junto a unas grandes llantas de serie de 18 pulgadas le dan una apariencia robusta sin llegar a ser estridente. Gracias a una trasera muy singular, el coche se redondea y en ella destacan las dos salidas centrales del escape, enmarcadas por el difusor.

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El ST se diferencia claramente de sus hermanos de gama.

La deportividad también está presente al acceder al habitáculo, en el que destacan unos imponentes asientos Recaro de cuero que envuelven el cuerpo a la perfección. El volante también goza de atributos deportivos ya que, siguiendo la moda, la base es plana. Este concepto se completa con otros detalles llenos de deportividad como los pedales o los tres indicadores situados en el centro de la parte superior del salpicadero, que marcan la presión del turbo, la temperatura y presión de aceite.

Motores brillantes

Pero el Focus ST no se queda, ni mucho menos, en un simple maquillaje. Las evoluciones técnicas que incorpora le permiten obtener unas prestaciones notables y sus cualidades dinámicas se multiplican, para dar satisfacción a los clientes que buscan en su automóvil algo más que un medio de transporte adaptado a sus necesidades diarias.

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La personalidad deportiva del interior está muy marcada.

Ahora, por primera vez desde que se inició la saga ST con el Focus del año 2002, además de un motor de gasolina se ofrece también como alternativa una potente mecánica alimentada por gasóleo. En ambos casos se trata de propulsores “alegres”, aunque hay que reconocer que existen diferencias importantes entre uno y otro. Mientras que el 2.0 litros de gasolina, con sus 250 caballos de potencia, tiene un empuje sobresaliente, acompañado de un sonido cada vez más rotundo según aumentan las revoluciones, el diésel de 185 caballos es de carácter mucho más tranquilo. Éste último, a pesar de lograr unas buenas cifras de aceleración y, sobre todo, de ofrecer recuperaciones excelentes, incluso cuando el motor gira a poco más 1.500 vueltas, no llega ni de lejos a tener la impactante “patada” del gasolina cuando hundimos el pedal del acelerador.

En un viaje largo, sea cual sea el tipo de carretera, no sólo podremos ir igual de rápido con uno que con otro, sino que el diésel nos permitirá recorrer bastantes kilómetros más sin repostar, gracias a unos consumos sensiblemente inferiores. De media gasta 4,2 litros por cada 100 kilómetros recorridos, frente a los 6,8 del modelo de gasolina. Sin embargo, si tenemos la posibilidad de exprimir a fondo el potencial de cada uno en una zona sin restricciones, por ejemplo, un circuito, la brillantez del propulsor de gasolina es incomparable.

Rendimiento deportivo

El ya de por sí magnífico chasis del Ford Focus se ha mejorado en estas versiones, gracias a unos ajustes encaminados precisamente a conseguir un comportamiento impecable a alta velocidad. Todos los elementos de la suspensión, desde los amortiguadores a los muelles, pasando por las barras estabilizadoras, se han endurecido, al mismo tiempo que se ha trabajado en una puesta a punto específica para las ayudas electrónicas, de forma que sus intervenciones no limiten el poder efectuar una conducción deportiva y sólo entren en funcionamiento cuando de verdad se considere que hay un riesgo inminente de perder el control.

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La carrocería familiar se mantiene, no así la de tres puertas.

En nuestro recorrido de pruebas pudimos verificar el eficaz compromiso obtenido en este apartado. Favorecido también por una revisada dirección, el coche seguía fielmente las órdenes del volante al tomar las curvas a alta velocidad y, cuando dábamos gas a la salida de las mismas, el control de tracción “dejaba” que las ruedas patinaran sin cortar la potencia del motor. De esta manera seguíamos avanzando deprisa y, antes de que el vehículo se fuera de morro en exceso o se pudiera perder adherencia en el tren trasero, conseguíamos mantener una trayectoria impecable con la ayuda del control electrónico que reparte de forma óptima la fuerza entre las cuatro ruedas.

La pérdida de tracción es mucho más acusada en el modelo de gasolina, que acelera con un brío muy superior al del diésel, pero resulta tan dócil de manejar y tan “obediente” que la conducción se hace sencilla, incluso cuando buscamos unos límites a los que nadie va a llegar en carreteras abiertas al tráfico. El conjunto mecánico se completa con grandes discos de freno ventilados, que actúan con la misma efectividad que el resto e componentes.

Dos carrocerías

Los dos motores se pueden combinar con carrocerías de cinco puertas y familiar, pues la de tres puertas que ha existido en los ST precedentes ya no está disponible en la gama Focus actual. En total, por tanto, hay cuatro versiones, con un acabado único y una lista de opciones no demasiado extensa, porque el coche ofrece de serie un equipamiento completísimo.

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Los tres relojes centrales identifican a esta versión.

Y hablando de dinero, las variantes diésel cuestan 450 euros más que las de gasolina, mientras que por la carrocería Sportbreak hay que pagar un suplemento de 950 euros con relación a la de cinco puertas. Las primeras entregas del Focus ST se harán en este próximo mes de febrero de 2015, con unos precios que oscilan entre los 32.875 y 34.275 euros, unas cifras similares a los de la generación anterior, a pesar del considerable aumento que hay en equipamiento y las mejoradas prestaciones y consumos.

Ford anunció en el pasado Salón del Automóvil de Detroit que de aquí a 2020 se lanzará 20 modelos de altas prestaciones. Uno de ellos será el Focus RS, que llegará en 2016 con un planteamiento mucho más extremo que este ST, en el que se ha sabido encontrar un compromiso óptimo entre rendimiento y comodidad.

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2 comentarios

aleister

#1 28.ene.2015 | 16:34

Tremenda demostración de Ford.

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Valorar:  Positivo Negativo

javira7423

#2 29.ene.2015 | 07:30

se acerca al golf

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Valorar:  Positivo Negativo

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