Lunes, 8 de septiembre de 2014 - 10:36h.
Disponible desde 98.500 euros
Juan Pablo Esteban, Munich
La familia M sigue creciendo. En este caso le ha tocado el turno a uno de sus modelos más emblemáticos, el M3 (denominación que ahora se reserva solo a la berlina), el cual cede su nombre al M4 Coupé y al nuevo M4 Cabrio que acabamos de probar y que se convierte en uno de los más rápidos de su clase.
No en vano está dotado de las mismas armas de sus hermanos, con su imponente motor de seis cilindros biturbo de 431 CV como principal punto de atención. Una caballería explosiva, aunque también dosificable, que en esta versión cabrio intensifica el aspecto emocional de todo M al poderse disfrutar a cielo abierto.
A pesar de la menor cilindrada, este M4 cabrio es más potente que su predecesor.
Si nos atenemos a la generaciones anteriores –la última se corresponde con el M3 Cabrio de 2008- el nuevo M4 Cabrio supera con creces el rendimiento de todos sus antecesores, a pesar de montar un motor más pequeño al del último V8 de 420 CV. Ahora se apuesta por menor cilindrada, de tres litros en lugar de cuatro, y con seis en vez de ocho cilindros. Sin embargo, gracias a la sobrealimentación, las prestaciones son superiores y, por ejemplo, para acelerar de 0 a 100 km/h apenas necesita 4,4 segundos (asociado al cambio de doble embrague de siete velocidades), siete décimas más rápido que antes y solo cuatro décimas más lento que el coupé actual. El poderío que exhibe el nuevo convertible alemán se refleja especialmente en la cifra de par, que pasa de 400 a nada menos que 550 Nm, y todo ello con un consumo inferior.
Semejante derroche de fuerza se manifiesta con agresividad o con dulzura, a gusto del consumidor, seleccionando los diferentes programas Comfort, Sport y Sport+. Estos también intervienen sobre la dirección y suspensión para cambiar inmediatamente el carácter del coche. Y es que el M4 Cabrio nos ofrece una doble cara. Como deportivo y elevando las revoluciones a su parte más alta, su motor ruge de forma tremenda; su melodía ronca se parece más al de un propulsor de ocho cilindros, nada que ver con ese sonido metálico tan característico del M3 E46 de tercera generación. También acepta de buena gana ritmos más sosegados ofreciendo un confort más que aceptable para un coche de estas características.
Para disfrutar de la conducción sin capota, principal reclamo de esta versión, BMW ha desarrollado un techo rígido de tres segmentos que se puede abatir en 20 segundos. A diferencia de otros modelos descapotables con sistema de lona, el proceso de apertura solo se puede hacer a una velocidad inferior a 18 km/h, por lo que en la práctica obliga a pararse para hacerlo con seguridad y no entorpecer el tráfico. A su favor, no obstante, nos obsequia con una buena insonorización y estéticamente no desentona para nada con la silueta deportiva del coche.
A alta velocidades el deflector trasero es recomendable, aunque perdemos las dos plazas traseras
Con el techo quitado, las sensaciones de conducción se multiplican. El habitáculo está muy bien resuelto e incluso a altas velocidades las turbulencias creadas en su interior son asumibles. Lo pudimos comprobar en los tramos sin limitación de las autopistas alemanas, escenario de su presentación, donde aprovechando su gran motor pudimos rodar a más de 200 km/h con relativa comodidad. Claro está, bajo estas condiciones se hace indispensable el deflector trasero (lo que inhabilita las dos plazas traseras), y en los días de más frío se agradece el sistema de calefacción situado en el reposacabezas con tres niveles de ajuste.
Un práctico detalle para facilitar el acceso al maletero cuando se circula con el techo abierto, es el sistema de elevación eléctrico de su estructura a través de dos botones situados en el portón.
En el apartado dinámico esta variante presenta un conjunto igual de capaz que la berlina y el coupé. El diferencial M, el rápido cambio automático de doble embrague de siete velocidades -también hay una caja manual de seis-, la dirección electromecánica de tacto directo, o los frenos cerámicos –son opcionales, pero muy recomendables-, elevan la deportividad de M4 Cabrio al máximo nivel. Como sus hermanos, se ha beneficiado de una cura de adelgazamiento gracias a la mayor utilización del aluminio –como en el capó- y de polímeros reforzados con fibra de carbono, lo que ha permitido reducir el peso en 60 kg respecto a la generación anterior. Con todo, el incremento de kilos en comparación con el coupé es importante (más de 200 kg), y aunque en una conducción normal apenas se nota, a la hora de exprimir al máximo toda su deportividad pierde un poco de efectividad.
Aparte de su condición de deportivo, el M4 Cabrio es un coche exclusivo y con equipamiento de lujo, empezando por la exquisita tapicería de piel Merino, aunque gracias al programa BMW Individual, el cliente puede personalizar el coche a su gusto con infinidad de opciones elevando su precio de salida (98.500 euros, 10.000 más que el coupé) hasta lo inimaginable.
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The_Dapper_Don
Sin duda, le da mil vueltas al nuevo M3, este modelo es el auténtico predecesor del antiguo M3 E92
xavi_hc
en este tipo de segmento donde este BMW el resto puede ir apartandose. Una bestia
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BMW M4 Cabrio
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