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Lunes, 19 de julio de 2010 - 12:49h.

POR FIN ESTRENA UN MOTOR DIÉSEL QUE LO HACE MÁS COMPETITIVO

Mazda CX-7 diésel, con todos los ingredientes para triunfar

La marca aprovecha la incorporación del esperado 2.2 CRTD para realizar un lavado de cara que actualiza un poco más su moderno todocamino

ALEJANDRO M. ALONSO

[foto de la noticia]

Nuevos materiales y pantalla TFT en su interior

Fue hace tres años cuando el Mazda CX-7 pisó por primera vez España. Desde la primera presentación dinámica a la que acudimos, quedamos encantados con los atributos de este todocamino, que sólo se veía mermado por su mecánica, un motor de gasolina con cuatro cilindros en línea que entregaba 265 CV de potencia, demasiado para los gustos del cliente potencial al que iba dirigido el producto en Europa. Desde el primer momento, la marca nipona aclaró que estaban trabajando en un propulsor diésel para este modelo. Finalmente, esa promesa se ha hecho realidad y ya hemos podido probar a fondo este SUV de cinco plazas al que, por cierto, se le ha sometido a un pequeño lavado de cara aprovechando la inclusión de esta novedad mecánica. Ahora, el producto es mucho más redondo, puesto que aporta racionalidad a un diseño que ya de por sí era apasionante y diferenciador dentro de un segmento algo lineal.

Como decíamos, no es lo mismo mover los 1.800 kilos de peso del CX-7 con el motor del anterior Mazda3 MPS que con un bloque 2.2 diésel que ya ha sido probado a fondo en el nuevo Mazda6. Las prestaciones son buenas, el consumo se ajusta una barbaridad en comparación con el propulsor de gasolina y, por fin, la marca borra de la lista cualquier excusa que podría ponerle un posible comprador en el concesionario. Por lo que hemos visto en nuestros días de prueba, lo cierto es que el diseño -criterio muy subjetivo- tiende a enamorar más que a ser criticado.

Nos hemos encontrado con muchas personas que no conocían el coche, a pesar del tiempo que lleva en el mercado. Una muestra más de que a partir de ahora se abre una nueva etapa para el CX-7 en España. Su línea afilada con ciertas reminiscencias de coupé llama la atención allá por donde pasa y la calidad de su interior está fuera de toda duda. Con respecto al modelo de 2007, hallamos variaciones en la parrilla, elementos cromados y faros antiniebla; además, como hemos podido testar una versión con acabado ‘Luxury’, hemos de destacar sus preciosas ruedas con llantas de 19’’.

Un catalizador tras el filtro de partículas reduce las emisiones al usar 'AdBlue', solución acuosa de urea

Pero la clave de este CX-7 está bajo el capó, donde descansa el citado 2.2 CRTD con 2.261 cc. y 163 CV de potencia. Además de potente, es un motor con clara vocación medioambiental, ya que se le ha instalado un catalizador detrás del filtro de partículas para reducir las emisiones gracias al ‘AdBlue’, solución acuosa de urea (su depósito está bajo la rueda de repuesto y se rellenar cada 20.000 kilómetros por 25 euros). Además de menos CO2 a la atmósfera, con él el CX-7 cumple con la normativa Euro5.

¿Y cómo va el coche? Pues en líneas generales va de cine, aunque tiene algún pequeño defecto. El único ‘pero’ que destacamos es que ser ha mostrado bastante perezoso abajo, en las marchas más cortas. En algún momento nos hemos quedado un poco ahogados al encarar curvas cerradas en ciudad o alguna rotonda. Lo calificaremos de ‘pecata minuta’, porque en cuanto abandona la ciudad y se pone a rodar, es un rutero con mayúsculas, incluso, nos atrevemos a decir que es uno de los mejores de todo su segmento (si no el mejor) en cuanto a comportamiento dinámico. Su carrocería reacciona con rapidez y agilidad en zonas de curvas, mientras que el motor demuestra una capacidad abrumadora, empuja de maravilla y brilla cuando tenemos que realizar adelantamientos. Y todo ello sin menospreciar el consumo, que después de cuatro días de prueba intensa y medio millar de kilómetros a nuestras espaldas, fue de 8,8 l/100 km en ciclo mixto, una cifra notable para un coche de estas características. Al volante nos hemos sentido cómodos, con reglajes eléctricos para conductor y acompañante en nuestra unidad de pruebas. Tanto la dirección como el cambio manual de seis marchas pueden parecer algo duros a las primeras de cambio, pero con el paso de los kilómetros se revela que ambos son más ásperos que la media porque la intención de Mazda es que su todocamino transmita cierta deportividad al conductor, objetivo que logra con acierto. Como SUV, fuera del asfalto se defiende, aunque tampoco deberíamos exigirle mucho más allá de un tramo de pistas de tierra, algo de barro… y poco más. Sobre todo si está equipado con las ruedas que tenía nuestra unidad, lo mejor es no tentar demasiado a la suerte porque, aunque tenemos de serie una rueda de repuesto normal, el perfil de los neumáticos no deja de estar más enfocado a la carretera que al campo.

NUESTRA PUNTUACIÓN
Motor: 8
Consumos: 7
Comportamiento: 7
Cambio: 7
Equipamiento: 8
Acabados: 8
Ecología: 8
Seguridad: 8
Maletero: 6
Calidad/precio: 7
TOTAL: 7,4

En el habitáculo también hemos encontrado novedades con respecto al modelo de 2007. En el puesto de conducción hallamos una nueva pantalla multifunción (MID) y un volante que aglutina todavía más funciones. El salpicadero se ha rediseñado y el cuadro de instrumentos exhibe unos relojes más deportivos con atractivas esferas tridimensionales. En cuanto a seguridad activa, hemos de destacar el sistema ‘RVM’, que nos avisa cuando un coche está en disposición de adelantarnos, algo útil si éste viene muy rápido o ha salido de un ángulo muerto. Además de emitir un agudo pitido, en los retrovisores se nos indica el posible peligro con parpadeos intermitentes.

Pasemos a la oferta de espacio para las plazas traseras, que es realmente buena. Aunque las grandes dimensiones de la carrocería no se transmiten en un interior tan gigantesco, sí nos ha parecido que las cotas de habitabilidad en la zona posterior son buenas, incluso para tres ocupantes puesto que el túnel de la transmisión apenas se muestra intrusivo en la zona reservada para las piernas del pasajero central trasero. El maletero, por su parte, no es de los más grandes del segmento con sus 455 litros, pero alcanza unos interesantes 1.348 si abatimos los asientos posteriores. Y ahí está otro de los secretos de este modelo, en que para abatirlos y dejar un espacio de carga casi plano no hace falta más que tirar de sendos tiradores en los laterales del maletero y la operación se llevará a cabo de forma automática. Mazda llama a este sistema ‘Karakuri’.

El equipamiento de nuestro CX-7 Luxury, el acabado más alto de la gama, ofrecía seis airbags, faros de xenón, control de velocidad, tarjeta de acceso y arranque sin llave, sensores de lluvia y de luces, ABS+EBD, control de estabilidad y tracción, control por voz, climatizador automático, asientos delanteros eléctricos y calefactados, escapes cromados.

FICHA TÉCNICA

Mazda CX-7 2.2 CRTD 173 CV Luxury
Motor y transmisión
Tipo: Diésel. Inyección directa múltiple, conducto común. Cuatro cilindros en línea. Turbo de geometría variable. Intercooler.
Cilindrada: 2.184 c.c.
Potencia: 173 CV 3.500rpm.
Par máximo: 400 Nm a 2.000 rpm.
Cambio: Manual de seis velocidades.

Prestaciones y consumos
Velocidad máxima: 200 km/h.
Aceleración de 0 a 100 km/h: 11,3 segundos.
Consumos: Urbano: 9,1; Extraurbano: 6,6; Medio: 7,5 litros/100 km.
Emisiones de CO2: 199 gr/km.
Impuesto de Matriculación: 9,75%

Dimensiones
Largo: 4.680 mm.
Ancho: 1.870 mm.
Alto: 1.645 mm
Distancia entre ejes: 2.750 mm.
Maletero: 455/1.348 litros
Deposito: 69 litros
Peso: 1.800 kilos
Precio: 36.450 euros

Mazda CX-7 2.2 CRTD

Mazda CX-7 2.2 CRTD

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